Activistas piden un alto y Seguridad Nacional revisa proceso mientras deportaciones continúan

En tanto que la Cámara de Representantes continúa manteniendo la propuesta de ley engavetada sin pasar a una votación, aumentan las presiones para pedir la aprobación de dicha ley y ahora también la presión sobre el presidente Barack Obama para que detenga las deportaciones.

Tal pareciera que ahora el enfoque de la presión se está dirigiendo más aún sobre el presidente, pues aunque él mismo dice no tener mayor potestad para poder detener las deportaciones, muchos otros claman que debe hacer uso de su poder ejecutivo y ordenar un alto a esa separación constante de familias por la aplicación de la actual ley de inmigración.

En entrevistas televisadas el pasado fín de semana, la asesora principal del presidente sobre asuntos de inmigración, Cecilia Muñoz, asegura que aún hay tiempo para aprobar una reforma migratoria este año y que necesitamos presionar a la Cámara para lograr que la propuesta sea llevada a votación. Insistió además, que al presidente le preocupa y siente mucho que las familias estén siendo separadas por la aplicación de la ley actual, lo cual puede solucionarse sola y permanentemente con la aprobación de la reforma, por lo que debemos insistir en esa solución permanente, presionando para lograr un voto.

Gutiérrez

Gutiérrez

Por su parte el congresista Luis Gutiérrez (D-Ill) señaló que fue muy productivo el que congresistas del Caucus Hispano se reunieran con el presidente, habiéndole podido exponer la realidad de las cosas y su preocupación por las deportaciones. El también señaló que es urgente seguir presionando para lograr un voto en la Cámara Baja, asegurando que al momento está seguro que se tienen más de 230 votos a favor de la reforma.

Pero mientras se hacen peticiones, se revisan los procesos de deportación, se organizan más marchas y más acciones de presión, el problema de las deportaciones continúa.  Ya se han sobrepasado los 2 millones de deportados en lo que va del gobierno actual, y los deportados tienen que salir esposados hacia sus países de origen, como lo cita hoy el diario La Opinión en un interesante artículo sobre mexicanos que regresan deportados a su país.  El reportaje habla de mexicanos, pero lo mismo pasa con indocumentados de otros países, con la única diferencia que los de otros países más lejanos deben permanecer más tiempo encarcelados en detenciones estadounidenses, hasta que se llena el cupo del avión que los lleva de regreso a su país.  Ya en su tierra natal, tienen que adaptarse a un país que, aunque los vio nacer, les parece desconocido.  Muchos de ellos han estado en esta nación por años, han formado aquí sus familias, y por ende ahora atraviesan la incertidumbre de seguir separados de sus seres amados, llevárselos consigo a un país desconocido para ellos a enfrentar las situaciones políticas y económicas a las que no están acostumbrados, o seguir desafiando a la suerte y ver la manera de regresar.  Y lo peor del caso es que muchos de estos deportados no son de las personas que pudieran representar peligro para la sociedad ya que carecen de un historial delictivo.

¿Hasta cuándo seguiremos con este panorama?  ¿Cuánto más se deberá esperar para que haya una solución permanente, o temporal al menos mientras sigue  la espera?  ¿Cuántas familias más tendrán que verse separadas?…. Bueno, pero la comunidad no se ha rendido y siguen hacia adelante, poniendo de manifiesto aquella motivante frase de:  “Solo puede perder el que se da por vencido y no lucha”.

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